La historia de estas minas se inicia en 1879, cuando un súbdito británico llamado Thomas Winter Burbury realiza prospecciones en la zona de Noia y solicita algunas concesiones, que posteriormente donaría a su sobrino, Henry Winter Burbury. Entre ellas figuraba Phoenicia (nº 134). Su primer malacate se instaló en 1891, al profundizarse el pozo. En 1904 se construyó una pequeña instalación de trituración y separación magnética, desde donde era enviada la producción hasta la planta de tratamiento de Carril para ser posteriormente embarcada rumbo a Inglaterra.
En 1905 se constituyó la The San Finx Tin Mines, compañía que estuvo explotando la mina con algunos intervalos. En la Estadística Minera de 1911 leemos que la empresa ha abandonado la mina, haciéndose cargo de ella Walter Freire, y apareciendo a partir de 1917 como propietaria de ella la The Phoenicia Mines Limited. Esta nueva compañía emprendería una serie de importantes mejoras, como la construcción de un salto de agua para la electrificación de la mina y del nuevo taller de preparación mecánica. A partir de 1927, las minas de San Finx volverán a pertenecer a The San Finx Tin Mines Ltd. En 1933 profundizaron un nuevo pozo, el Nuevo, que entró en servicio en 1936.
Al finalizar la Guerra Civil, las instalaciones fueron incautadas por el Gobierno de Franco, pasando a a ser propiedad de Industrias Gallegas, S.A., (empresa vinculada al Banco Pastor), que en 1965 las vendería a la Compañía Minas de San Finx, S.A., (Gabriel Pérez; luego Herederos de Gabriel Pérez), manteniéndose la actividad hasta 1989. Las labores se retomaron en 2009 por Incremento Grupo Inversor, quien las paró nuevamente en 2013. Dos años más tarde sería adquirida por Valoriza Minería a través de su filial Tungsten San Finx. En la actualidad la mina se encuentra en mantenimiento y desagüe, a la espera de recibir la pertinente autorización por parte de la Xunta de Galicia para su nueva puesta en marcha.