Minas de Las Rozas, Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria

jueves, 7 de noviembre de 2013

Minas de Las Rozas

Minas con el embalse del Ebro y el Puerto del Escudo al fondo (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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El descubrimiento de una mina de lignito en este municipio por Luis Collantes se remonta a finales del siglo XVIII, explotación que por causas diversas se vio interrumpida cuarenta años más tarde. La extracción fue nuevamente retomada por sus hijos Luis, Mariano y Antonio en 1838 para el suministro de un alto horno de hierro, proyecto éste que fue sustituido en 1844 por una fábrica de vidrio plano: La Luisiana, cuyo funcionamiento cesó en 1860.

Minas de Las Rozas

Cabrestante minero abandonado (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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En 1870 se hizo cargo de la misma Telesforo Fernández, impulsor de aquella industria y fundador de dos nuevas fábricas, La Cantábrica, de vidrio plano, y Santa Clara, ésta última en Reinosa, dedicada a la fabricación de vidrio hueco, convirtiéndose así en el primer fabricante español de vidrio. En 1891 se crearía la Sociedad Vidriera Reinosana, a cuyo nombre estarían la mayor parte de las minas de carbón de la zona: Cantábrica, Fortaleza, Otoño, Prudencia, Rosita, Solidaria, etc. A estos registros habría que añadir otros, en manos de diversos propietarios: Julio, Indispensable 1ª y 2ª, San Roque, Precaución, Carbonera, Jesusa, Juliana, Justicia y otras.

Minas de Las Rozas

Carbón bajo las tolvas (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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En 1913 cerró La Luisiana, por quedar bajo las aguas del proyectado embalse del Ebro, y en 1916 la Vidriera Reinosana y la Industrial Montañesa se fusionaron en una nueva compañía, Vidrieras Cantábricas Reunidas, sociedad bajo el control del grupo francés Saint-Gobain, quien a partir de 1925 iría cerrando las fábricas de Nuestra Señora de Guadalupe, La Cantábrica y Santa Clara, lo que desencadenaría la paralización de todas las minas de lignito de los alrededores de Las Rozas.

Minas de Las Rozas

Chimenea de la fábrica La Cantábrica (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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De aquellas grandes fábricas únicamente quedan algunas ruinas de La Cantábrica, actualmente en el interior de una finca privada, y los cuarteles de obreros.