Grupo Ángel Celdrán (El Lirio): lavadero Ángel Celdrán, Llano del Beal, Cartagena, Murcia

lunes, 15 de agosto de 2022

Lavadero Ángel Celdrán

Grupo Ángel Celdrán, 1955 (Arch. J.M. Sanchis)

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Francisco y Miguel Celdrán Conesa, hijos de un modesto empresario minero, crearon entre 1940 y 1970 un auténtico emporio industrial, al ir adquiriendo un gran número de explotaciones mineras y construyendo en torno a ellas modernos lavaderos de flotación. Para controlar todas estas propiedades constituyeron en Madrid el 29 de diciembre de 1951 la sociedad mercantil Minera Celdrán, S.A.

Lavadero Ángel Celdrán

Salida de una de las cintas (Fot. G.García, 1996)

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En 1952 levantaron un gran lavadero de flotación diferencial en la zona baja del Cabezo de Ponce y entre las minas La Confianza y Josefita, para tratar en él los minerales de plomo y zinc extraídos en estas minas. El 28 de abril de 1956, constituyeron, junto a otros empresarios vascos y el Banco Central la empresa Española del Zinc, S.A. (ZINCSA), con un capital social de 150 millones de pesetas. La fábrica entro en servicio en 1960. Minera Celdrán era entonces el segundo productor nacional de plomo y blenda.

Lavadero Ángel Celdrán

Pasarelas de las cintas transportadoras de alimentación de mineral al lavadero (Fot. J.M. Sanchis, 1999)

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El lavadero Ángel Celdrán, conocido popularmente como El Lirio, recibía los minerales directamente de los dos pozos, que mediante cintas transportadoras instaladas sobre sendos bastidores o pasarelas cerrados de mampostería y ladrillo lo transportaban hasta la cabecera del lavadero, donde eran clasificados y almacenados en dos tolvas, una para plomo y la otra para zinc. Pasaban posteriormente por dos molinos de bolas y finalmente el mineral se llevaba hasta las celdas de flotación, para finalizar el ciclo en los secaderos. En total eran tres edificios unidos y bien diferenciados.

A finales de los 60, el Banco Central, exigió a Celdrán reembolsar las deudas que había contraído con la entidad, por lo que se vio obligado a ceder parte de sus acciones y el coto minero que poseía, incluido el lavadero, perdiendo así el control de su grupo empresarial. En 1972, Minera Celdrán firmó un contrato con Peñarroya para asegurarse el suministro a cambio de terrenos y propiedades mineras, lo que le permitió seguir en actividad hasta 1982, fecha en la que desapareció definitivamente como empresa.