Azufres en el cráter del Teide

jueves, 3 de septiembre de 2015


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Los azufres del cráter del Pico del Teide han sido explotados desde antiguo, remontándose las primeras extracciones documentadas al siglo XVI. Estas eran realizadas por los vecinos de La Orotava y pagos colindantes para diversos usos según la época, entre los que cabe citar: combatir las plagas de hongos de los viñedos tinerfeños, saneamiento de barricas y toneles, para mezclas pirotécnicas y para la fabricación de pólvora negra, entre otros. La dificultad de acceso y transporte del mineral hizo que el yacimiento nunca fuera un gran negocio, no obstante, mantuvo explotaciones clandestinas hasta los años 40 del siglo XX.


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Entre 1943 y 1956 se otorgaron numerosas concesiones entre las que cabe destacar las minas La Tinguaro y Santa María (también nombrada esta última como La María). La cúspide del Teide está formada por el cráter de La Rambleta, de 850 m de diámetro y 3565 m de altura. De este cráter emerge un cono de unos 150 m de altura denominado El Pilón (también Pilón de Azúcar o Pan de Azúcar), que culmina en un cráter de 80-100 m de diametro y 3718 m de altitud: el cráter del Pico del Teide. La concesión La Tinguaro abarcaba la totalidad de este cráter hasta algo más alla de sus bordes marginales. La mina Santa María se localizaba en la base exterior de El Pilón, en su borde sureste.


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En las fotografías que hoy nos remite la vulcanóloga vitoriana Mar Alonso, captadas en la zona E del interior del cráter del Teide el pasado viernes, observamos las bellas agrupaciones de cristales bipiramidales de azufre de hasta 30 mm goteando rocío. Estos depósitos de azufre se forman por sublimación de los gases (SO2 y SH2) expulsados por las fumarolas del volcán. El enfriamiento y desgasificación paulatina de la cámara magmática residual del Teide, que se encuentra a una profundidad aproximada correspondiente al nivel del mar, son los causantes de estas fumarolas.