La chorizo-minería del siglo XXI

domingo, 26 de junio de 2011

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Atrás quedaron los tiempos de la perforación de pozos, apertura de socavones, voladuras, entibados y laboreo con sangre, sudor y lágrimas. La nueva minería, la chorizo-minería, es mucho más simple y productiva. Únicamente es necesario disponer de una fragoneta de las usadas para el transporte de malacatones, algún soplete y unos pocos tíos dispuestos a todo. Así de fácil. Que hierro hay la tira, que es mucho más que mogollón. Solo hay que ir y cogerlo. Es como el NO-DO: al alcance de todos los españoles (y/o extranjeros).

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Hace escasos días fueron apresados “in fraganti” ocho sujetos que se dedicaban al ejercicio de esta nueva actividad minera en el lavadero San Carlos, de Hiendelaencina. Y que ya están en la calle, claro está, dispuestos a continuar lo que dejaron a medias por la “intolerable ingerencia de un alcalde vigilante”. Cierto es también que lo tenían a huevo para llevárselo todo. Basta dar un vistazo al reportaje que publicamos el pasado 2010 en MTI para entenderlo.

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Se nos hincha la boca cuando hablamos de patrimonio minero, mientras que lo dejamos abandonado a su suerte, sin mover un solo dedo para su efectiva protección. Bien está, señor alcalde, que vigile, que persiga y que denuncie a los mangantes. Pero unas buenas cercas, algunas amenazantes señales, muchos candados y, rodeándolo todo, una hermosa alambrada de espinos (electrificada a ser posible) no vendrían mal. Como tampoco vendrían mal unos cuantos nidos de ametralladoras y una docena de perros gorileros sueltos por el perímetro protegido. Que con esta gentuza, ser sheriff del Condado ya no es suficiente.

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Y es que uno ya no sabe quien peca más en estos asuntos patrimoniales: si el que, por dejadez y desidia facilita su destrucción, o el que hurta por necesidad.

J.M. Sanchis