Portman: eso no se hace

domingo, 28 de diciembre de 2008

No sé quién es el tal Navarro, ni me importa. Posiblemente, las reivindicaciones de las gentes de Portman sean razonables, que estén ya hartos de robos, de chapuzas y de promesas incumplidas. De agresiones a su Sierra, de campitos de golf, de saqueos, de privatización de lo que debiera ser común, de vertederos o de caminos intransitables y peligrosos. Pero de ahí a convertir los elementos patrimoniales mineros en lienzos para expresar su malestar, hay un trecho.


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Ver todas esas pintadas con las que han “adornado” castilletes, pozos, brocales y muros a lo largo del camino de La Unión a Portman es sencillamente penoso y lamentable. Si desean mostrar su cabreo, háganlo en otros lugares. Pinten al óleo la puerta del tal Navarro, si quieren, o decoren su automóvil con bonitos sprays de colorines. O suelten conejos para que se coman la hierba del golf, pero dejen en paz a esas nobles ruinas, que bastantes enemigos tienen ya para que vengan Vds. a sumarse a la lista. Porque no olviden que ese patrimonio es de todos, no solamente de unos pocos, aunque vivan cerca. Y si Vds. no aprenden a defender lo suyo, con energía pero con respeto, nadie lo hará.

Posiblemente, a Vds. todo esto les importe un comino. Pero les aseguro que a nosotros, no.