Minas de Sabero: Complejo de Vegamediana-Vegabarrio, Sabero, León

martes, 4 de noviembre de 2014

Minas de Sabero: Complejo de Vegamediana-Vegabarrio

Hornos de coque y sus chimeneas. Al fondo, el lavadero (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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Los orígenes de la minería del carbón en el valle de Sabero se remontan a 1830, cuando comenzaron a establecerse las primeras explotaciones, a pequeña escala. Hulleras de Sabero y Anexas, la compañía más potente del sector de aquella cuenca se fundó en 1892, haciéndose cargo de las concesiones de su antecesora, Minas de Sabero, y de la ferrería de San Blas algo más tarde.

Minas de Sabero: Complejo de Vegamediana-Vegabarrio

Piedra de clave en la boca sur del túnel (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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En 1899, la empresa decidió levantar un complejo industrial en la zona de Vegamediana y Vegabarrio, construyendo tres baterías para la obtención del coque con un total de 48 hornos, fábricas de aglomerados y briquetas, etc. El taller de clasificación de carbones y el lavadero tenían una capacidad de tratamiento de 100.000 toneladas anuales, empleando mediante bombeo las aguas del Esla.

Minas de Sabero: Complejo de Vegamediana-Vegabarrio

Cocheras del ffcc de ancho métrico (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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Para dar servicio a este gigantesco conjunto fabril se instaló en 1900 un ferrocarril de 600 mm de ancho y 6 km de longitud, que transportaba los carbones extraídos en sus minas (Las Quemadas, Sotillos, Pozo Herrera II de Olleros, etc.). Desde allí, y por vía de ancho métrico, se trasladaban los productos hasta enlazar en Cistierna con el ferrocarril de La Robla, desde dónde eran enviados hasta los altos hornos vizcaínos. Algunas de sus locomotoras llegaron a ser construidas en las mismas instalaciones.

Minas de Sabero: Complejo de Vegamediana-Vegabarrio

Túneles en paralelo para vías de 60 y 100 cm, que separan las instalaciones de Vegamediana y Vegabarrio. Boca norte (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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Junto a las instalaciones industriales se edificaron talleres y depósitos para las locomotoras, viviendas para trabajadores y un gran número de construcciones auxiliares, llegando a asemejarse aquel imponente complejo a una pequeña ciudad, como bien muestran en la actualidad sus ruinas.

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Locomotora abandonada (Fot. A. Mario Fernández, 2013)

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Hulleras de Sabero y Anexas cesó sus actividades en el año 1968, manteniéndose en servicio las minas hasta finales de 1991. Tras reanudarse la extracción a cielo abierto en Sotillos en 1993, se siguió utilizando el lavadero, cerrándose definitivamente todas las instalaciones un año más tarde.